Sinopsis
A los animales no les es propia la ocupación de ningún lugar natural. Es el tesoro más
oculto que nos ofrecen las Ciencias de la vida. No son más propios de la rama de un
árbol que del vértice más extremo de una torreta de electricidad. La naturaleza no
encuentra su análogo en un espacio doméstico donde cada ser vivo ocupa su lugar. No
cabe ecología posible. El mundo en su totalidad deviene de una realidad interespecífica,
donde cada especie es un territorio abierto a múltiples conjunciones inesperadas. En
este sentido, y no otra es la condición de toda zoopolítica, es necesario cuestionar la
superposición de un espacio político al margen de la naturaleza, donde nuestra especie
se singularice en su relación diferencial respecto a ella, dispositivo antropológico que no
deja de asediarnos. La única instalación originaria sucede siempre en relación con las
vidas de otros, el suelo donde nos posamos no es lo que separa a una especie de otra,
sino el espacio híbrido que las obliga a mezclarse. Es el “sueño dorado” que estos
retratos con animal de pensadores contemporáneos pretende exponer.
Kafka acariciando la oreja de su perro, Marker y su gato, Deleuze y sus garrapatas,
Heidegger y el vuelo de la alondra, Coetzee y las ranas de Dulgannon, la pantera de
Rilke y el jaguar de Hughes, Derrida desnudo ante su gata, Viola y la mirada de la
lechuza, Sebald y las vacas locas, Levinas y el perro kantiano, Benjamín y las
nutrias… Para encontrarnos, al cabo, con la CAJA NEGRA que no tuvimos más remedio
que abrir.