Sinopsis
Poesía e hierbas se complementan, y cada poeta tiene su herbario sentimental. Para elaborarlo, hay que recolectar las plantas con sumo cuidado: como los sentimientos, las plantas deben estar completas. Por eso, mejor usar unas tijeras amorosas. En estas páginas encontrarás hierbas de la memoria, y de los afectos tiernos: el liquen es una vieja caricia, el helecho cama tierna; la seta es el duende misterioso de la vida, y el musgo caricia materna… Y toda planta, además, contiene algún eficaz remedio. Es este un increíble viaje a la frondosa exuberancia de nuestro ser.